Cuando decidí suicidarme, jamás llegué a pensar que me saldría el tiro por la culata, y que alguien me encontraría a tiempo para "salvarme". Y sí, lo pongo entre comillas porque, comparado con la vida que llevaba antes, el suicidio se veía mucho más agradable.
Y si no llegué a imaginarme aquello, ¿cómo iba a imaginarme lo que me cambiaría la vida? Si alguien me hubiese dicho que en aquel maldito hospital, en aquella infernal planta de psiquiatría, acabaría conociendo a alguien que me cambiase todos los esquemas, nunca le hubiese creído.
muchas personas suelen afirmar no haber magia que se compare con la montaña rusa de emociones que se experimentan en la vida
pero por lo menos en mi opinión
"no hay vida que yo conozca que se compare con la imaginación pura "