- ¡SEÑORITA EXPOSITO!. - me gire exalta e intercepte el cuerpo de la señora con habito de monja que se me acercaba con rapidez.- ¡DEJE A SU COMPAÑERA TRANQUILA!.- dice ya a mi lado y me coge del brazo para alejarme de la chica.
- Solo jugábamos, díselo Carla, dile que estamos jugando.- pero Carla no respondió, siquiera volví a oírla hablar. Aquella monja, en aquel orfanato no me separo de Carla por que estuviéramos jugando o haciendo alguna trastada, ella me separo de la niña por que supo que lo que hacíamos era antinatural, lo que yo hacia lo era, aun lo es.
Por mi mente aun se pasean las imágenes de Carla, con ese peto blanco manchado y desgastado que todas todas teníamos, con los ojos en blanco y el cuerpo levantando a unos cuarenta centímetros del suelo. Solo porque le susurre al oido mi secreto. Aquel día le conté a mi única amiga, mi único secreto, solo tenia seis años y apesar de que a tan corta edad es poco posible tener secretos "pertubadores" a que si lo era, era mi secreto mejor guardado y le hice jurar que si solo pensaba contarlo a alguna otra compañera o a alguna de las monjas no volvería a hablar, y al parecer lo pensó, o quizás lo hizo para prevenir, dejar de hablar para no contar un oscuro secreto, era algo razonable.
Andy siente que todo le sale mal: acaba de ser rechazado por la chica que le gusta y necesita ayuda urgente para aprobar sus exámenes o tendrá que recursar en las vacaciones de invierno. Para colmo, su madre le consigue el peor tutor de todos: Edward, el chico más grosero, antipático y con fama de ser homofóbico. El escenario no podría ser peor.
Sin embargo, con cada tutoría, descubre que Edward es todo lo contrario: es amable, divertido y está secretamente enamorado de otro chico de la escuela.
Andy, al descubrir que Edward no es lo que todos piensan, decide ayudarlo con consejos de conquista a cambio de las tutorías, no obstante, a medida que pasa el tiempo, la relación entre ambos se fortalece. Mientras Edward sigue los consejos de Andy y parece que está conquistando al chico que le gusta según sus propias palabras, Andy comienza a cuestionar sus propios sentimientos.
¿Podrán conseguir la conquista perfecta o descubrirán que el amor verdadero está más cerca de lo que imaginaban?