¿Cómo empezar? ¡Ay! si yo les contara. Todo empezó tan simple, así como cuando no quiere la cosa, como algo inesperado, inoportuno, es más, como algo tan fuera de lugar que hasta cae en lo chocante. Pero ahí estábamos, una frente a la otra. Y si he de ser sincera debo confesar que en ese sutil momento era precisamente lo que deseaba, todo lo que nunca necesité, pero que me venía perfecto: revolución, caos, pero caos del malo, de ese que sacude, que destruye, que mutila, ese que te revuelca entre sus vientos y te deja tirada, muda, sin aliento: así era ella.
Verla de frente era como pararse frente a un mega tornado, sabiendo que venía directo a mí y no correr, quedarme petrificada y permitir que me alcance ¿Por qué? ¿Por qué? - preguntaba mi mente desesperada - ¿Por qué quieres caos en tu vida? ¿Estás pendeja? ¿Qué buscas?
Pero ¡ay de mí! Ya era demasiado tarde para pensar. Estaba atrapada... no, atrapada no es la palabra, estaba plenamente consciente que su abrazo me iba a consumir, que su presencia y entrada a mi vida iba a cambiarlo todo, a volver mis verdes bosques en desiertos desolados y dejaría mis tupidas e impetuosas fuerzas agotadas y aun así, aun sabiendo eso, con mi mejor sonrisa le miré, abriendo a todo mis brazos y le dije "bienvenida".
Historia de Ovidio Guzmán López.
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No había forma de que un amor tan prohibido acabara bien, aún así Ovidio Guzmán y Atenea Salas creyeron el uno en el otro, o eso parecía...
En el amor y en la guerra lo que importa es la lealtad, cuando está se traiciona no queda más que pelear.
El le confiaba a ella su vida, pero no la de su familia.
Ella le confiaba a el su muerte, pero no la de su gente.
Un consejo de su padre nunca lo dejaría caer, de un ratón no solo tiene el apodo y su sangre Guzmán le daría la agilidad