Aquella tarde supe lo que realmente sentías. No porque lo hayas dicho, sino el mero hecho de no haber respondido fue suficiente como para haberme dado cuenta. Recuerdo que te encontré por la mañana, no por casualidad. Había esperado ese momento. Sabía que el salir contigo, al fin solos, iba a ser el inicio de un plan para confesarme.