La vida no es justa. Pero. ¿Qué vida lo es? Si eres Adeline Betther aprendes a maquillar golpes como una profesional. Y es como si jamás hubiesen estado ahí. Aprendes lo que es desear la redención. Aprendes lo que es sentir dolor cada día, a flor de la piel. Pero sobre todo, aprendes a sentir la desconfianza por cada centímetro de otro ser humano. Aunque eso va a cambiar. ¿Por quién? Por un misterioso compañero de universidad, aunque no tan misterioso, pero es de esos que se meten en tu vida sin que quieras, y descubren cada uno de esos secretos que intentas esconder. Aiden Moretti, es un claro ejemplo de ello.