El sonido irritante del reloj continuaba, prolongándose más del necesario, haciendo eco, retumbando en sus oídos. Pasando la palma sudorosa de ambas manos contra la tela del pantalón, buscando control de sus emociones. Lágrimas amenazaban con salir en cualquier momento, mirando como todo pasaba de manera tan lenta, lo torturaba. Esa escena era un martirio. » Amar es maravilloso, ¿No? «