- Déjame hombre, por favor, es todo lo que tengo. - suplicó queriendo librarse del asalto, viendo con impotencia cómo su mochila era arrancada de sus brazos, teniendo que dejarla ir debido al arma que apuntaba a su pecho.
El ladrón le golpeó en el rostro con su pistola antes de irse corriendo, alejándose tan rápido como pudiera por varias cuadras antes de refugiarse detrás de un contenedor en medio de un callejón solitario, el cuál llevaba días usando como escondite.
- Agust D, ¿Sabías que estás en territorio del clan Park? Específicamente de Park DongShin.
El que tenía una máscara cubriendo media cara levanto su rostro buscando a quien pronunció esas palabras. Un muchacho de cabellos rosas y mirada seductora le observaba con una sonrisa, sentado con calma sobre el contenedor en el que se escondía. Se alarmó, apuntándole con su arma para hacer que se alejara, pero el desconocido ni se inmutó.
- Ni siquiera sabes sostener una pistola correctamente, ¿Tan tonto eres? -se burló confundiendo enormemente al rubio.
Gruñó - Te dispararé.
- Hazlo -retó bajándose del contenedor para lucir completamente su figura de pie, sus muslos firmes, su cintura delgada, sus piernas bien formadas. Gruñó, no podía distraerse así que negó con su cabeza y apuntó al pecho del muchacho de cabellos rosas, sin esperarse que él le volviera a distraer lamiendo sus labios -, ¿A qué crees que saben?
No respondió, no podría tras el fuerte golpe que le dio la pierna del desconocido en su sien, tirándolo al suelo completamente inconsciente. Listo, sonrió el joven, acercándose para hincarse y sacar su teléfono celular, acariciando los cabellos rubios - Está hecho, lo dejé noqueado, pueden venir a recogerlo.