[+18] Mario Vila sólo conoce un tipo de relación fuera del sexo: Te quiero, me quieres, nos apoyamos, no nos abandonamos; me engañas, te engaño, no nos duele y continuamos viviendo. Es por esto que cree tener la vida soñada: la mujer perfecta para sus defectos, el trabajo perfecto para lidiar con sus trastornos y una perfecta cuenta bancaria para cumplir sus caprichos y los de su esposa. Sin embargo, no tenía previsto el vuelco que dará su mundo con la nueva residente del hospital, Luciana Pávlov, una dulce y rebelde jovencita rusa que pretende especializarse en el campo donde él es el mejor: la cirugía plástica. Aunque de plástica no tiene un pelo y menos de frívola con curvas voluptuosas como a Mario le encantan. Por consiguiente, no le encuentra sentido y razón al flechazo inexplicable que le traspasó el cuerpo desde el primer segundo que la vio a través de unas simples fotografías, hubo algo en su mirada penetrante que lo llenó de una curiosa ambición, aunque se niegue aceptarlo y batalle cada día con el deseo de tocarla, de conocerla... será inevitable. Mario nunca ha sido bueno para controlar la codicia ferviente que le despierta una mujer cada vez que obtiene su atención. "Si me hubiesen pedido darle forma al cielo en la tierra para que pareciese un jodido ángel puro y redentor, sólo hubiese necesitado sus ojos, esas puertas del alma donde me he colado a la fuerza y me he quedado atrapado para jamás salir. "Cuánto quisiera ahogarme en ellos, encontrar profundidad y aprender a respirar; sin embargo, soy como el típico ser humano que destruye su hábitat, su hogar, dañaré mi océano y su calma, voy hacerle daño. Aún sabiendo aquello, no puedo contenerme, no quiero hacerlo. Necesito tenerla" *Portada provisional* [Queda expresamente prohibida la reproducción total o parcial de esta historia. Son muchas horas de trabajo e imaginación propia que deben respetar. Recuerden que el plagio tiene repercusiones legales].