Cuando yo pensaba en mi primer amor, pensaba en algo perfecto, en una relación hermosa, en algo super lindo y que todo seria color de rosa. Claro que nadie me dijo que estaba totalmente equivocada al pensar de esa manera. Nadie jamás me preparo para lo que vendría después.
Nunca me dieron ni una sola pista de que debía protegerme contra lo que el terminaría significando para mi, jamás me dijeron que el se adentraría tan profundo en mi pecho, que dolería sacarlo. Nunca nadie me preparo para lo doloroso que es el primer amor cuando no resulta nada bien.
Y lo siento si eres de los positivos que cree que el amor lo puede todo, si crees que lo que sienten dos personas es suficiente para destruir todo a su paso e ir contra la corriente. Lo siento si esperas una historia en donde los protagonistas se dan cuenta que se aman y que necesitan estar juntos.
Si, nos queríamos mucho y necesitábamos estar juntos, pero aunque lo quisiéramos con toda nuestra alma, siempre había algo que no nos dejaba serlo. No nos dejaban ser nosotros, no nos dejaron ser Donna y Keith, no dejaron que nuestros nombres se juntaran.
Éramos Donna y Keith, Teddy y Don, Becker y Sanders, éramos el y yo contra el mundo.
Creímos que lo que sentíamos entre nosotros era suficiente para derribar todo a su paso e ir contra la corriente.
Creímos que podríamos contra el mundo, y al final, el mundo pudo contra nosotros.
Una noche en Las Vegas cambia la vida de Nailea, cuando despierta casada con Alex Milani, un carismático piloto de Fórmula 1.
Lo que comienza como una farsa para evitar un escándalo mediático pronto se convierte en un torbellino de emociones, atracción y secretos.
Entre el brillo de los eventos de alto perfil y las sombras del pasado, Nailea y Alex deberán enfrentarse a sus diferencias y a una conexión inesperada que podría unirlos... o romperlos para siempre.