El emperador amaba a su emperatriz, eso era evidente para él y para su hermano, pero no para el resto del mundo, incluido la emperatriz. -Estoy esperando al hijo del emperador-confesó Wei Ying con la voz trémula. Jiang Cheng sintió que su corazón se resquebraja un poco más. -Me alegro por ti y por el emperador. -Ojalá fuese tu hijo. Lan Wangji, detrás de la puerta dejó caer el precioso ramo de anémonas al suelo. Al final nada había importado, su emperatriz jamás podría amarlo. Y gracias a su capricho los había condenado a ambos a un matrimonio miserable y sin amor por el resto de sus vidas. La covardia, la indecisión y la falta de comunicación solo provoca pena y dolor para tres almas que lo único que buscan es amor. WangXian ChengXian Mpreg