Un público grande, aplaude a la Gran Maravillosa Amelia Ledesma. Ovaciones, aplausos y algún grito diciendo <<¡Magnifique!>> (magnifica en francés) llenan el teatro esa noche. Amelia, ruborizada, orgullosa y con algunas lágrimas asomando por sus ojos color esmeralda, se siente viva, aunque, esta sensación se apagará en breves, cuando nada más ir al camerino y sentarse en su silla para quitarse el maquillaje, piensa en esa persona a la que tanto quiere.
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