Se levantó bruscamente de su asiento y se acercó a mi tomando de mis mejillas con su gran mano. -Estás jugando con fuego- lo tenía frente a mí, a pocos centímetros y nuestras respiraciones se combinaron. -Sé que estoy jugando con fuego- hice una pausa para mirarlo directo a los ojos -y quiero quemarme- me soltó lentamente y se acercó a la puerta. -Entonces nos quemaremos- se giró y me mostró una sonrisa, salió azotando la puerta.