En medio de una noche de luna roja como la sangre, un hombre gritaba por el dolor del parto, dos mujeres lo estaban ayudando como podían, el parto de un doncel es algo complicado .Mientras tanto un hombre fuera de la cabaña estaba dando vueltas de un lado a otro, mientras escuchaba los gritos un provenían de dentro y el que lo acompañaba vigilaba los alrededores para avisar por si alguien venia.
El hombre que estaba dando a luz lo estaba pasando muy mal, tenia miedo, pero no por el que a su hijo le pasara algo, simplemente quería que naciera sano y salvo... sacarlo de ese lugar, no permitiría que nadie lo tocara.
Respetaba las reglas de su clan, pero un los ancianos al enterarse de que estaba embarazado, sin estar casado y peor aun a quien le pertenecía ese bebe, la decisión fue que en cuanto ese bebe naciera, sería asesinando y no solo eso, estaría en reclusión hasta que el bebe naciera. Se suponía que el clan GusuLan era uno de los mas justos, pero al parecer no era así. Ni siquiera le pudo decir al padre de su bebe su estado, aunque tampoco lo haría ya que el padre de su hijo ya tenia otra familia.
- Lan QiRen !!! Solo un poco mas!!!- le decía Cangse Sanren.
- Cuñado vamos, tu hijo casi está aquí- decía Madam Lan.
Después de un empujón mas, se podía escuchar un llanto uno fuerte y lleno de vida. Cangse Sanren corto el cordón unvilical y con una toalla un poco mojada le saco la sangre, mientras Madan Lan sostenía la manta en la cual fue depositado el bebe... después de taparlo bien se lo enseño a Lan QiRen el cual no pudo contener las lagrimas al ver a su pequeño. Los dos hombre habían entrado.
- Hermano- se acerco a el para ver a su sobrino y estado- seguro puedo encontrar una...- .
- No, no quiero arriesgarme a que le pase algo- decia con tristeza mientras acariciaba la mejilla de su bebe- Cangse, Wei Changze, cuidar bien de mi Wuxian-.
- Lo haremos, tienes nuestras palabra- cosa que claramente cumplirían.
¿Qué pasaría si algún día Dios te sorprende con algo que tú no esperabas para nada?.
La vida de Darian y Skye siempre ha sido bastante simple. Han sido mejores amigas desde siempre debido a que su amistad comenzó dentro de la iglesia en la que se congregan. Solo han sido ellas dos. Dos chicas muy diferentes entre sí, pero eso solo hacia de su amistad una muy especial.
En esa misma iglesia también se congregan tres chicos considerados los "inseparables" debido a que siempre están juntos, quiénes son muy ajenos a ellas debido a que nunca han compartido una sola palabra, a pesar de conocerse por casi seis años y verse prácticamente a diario, aunque sea desde la distancia.
Pero por ciertas circunstancias, se ven obligados a convivir entre ellos por primera vez en mucho tiempo. Comenzando ahí la historia de algo nuevo. Un nuevo capítulo se abre en sus vidas, nuevas situaciones y nuevos sentimientos empiezan a surgir.
Experimentando así que los planes de Dios son perfectos, y que las cosas que él tiene para nosotros no suceden ni tarde ni temprano, sino en el tiempo justo, porque Dios nunca se equivoca.
"Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.
Eclesiastés 3:1".