Después de tu partida, la desgracia es lo único que me acoge. Pensar el porqué de tu decisión, provoca que mis emociones despierten el vivo recuerdo de tu rostro en llamas. Nublan simultáneamente mi razonamiento al ver que estando aquí, en el presente, ha sido el peor castigo que pudiste haberme ofrecido. Si estas en algún lugar escuchándome, contéstame! ¡¿Valió la pena el sacrificio?! Observa tu monumento oxidado por el tiempo, contempla que tu sacrificio no causó la euforia que creíste que la humanidad experimentara y que por eso mismo, te extinguen en el olvido.All Rights Reserved
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