El huésped

era un día tranquilo más en el averno para todas las clases de sucia calaña que podían habitar en ese lugar tan enfermo como es la propia humanidad siendo la manifestación encarnada de lo peor de nosotros cada uno de sus habitantes más allá de lo que son los siete pecados capitales pero entre toda esa retorcida tranquilidad a la percepción de sus habitantes había una amable chica que deseaba algo mejor para los suyos de forma lenta como gradual atrayendo a más gente para que se redima de sus pecados a la par que vicios más decadentes en su particular hotel feliz pero la llegada de un ser tan amigable como alegré junto a sus sirvientes daría un giro de trescientos sesenta grados a la rutina de todos sus residentes