La obsesión de Alexander

-Maldita sea Amanda, ¿Tanto te cuesta entender que TE AMO? No entiendes que todo lo que hago es para estar jodidamente juntos, no puedo vivir sin ti, no lo aguanto esto me consume, eres peor que una droga- estaba desquiciado, sus ojos se salían de sus órbitas rompía todo a su paso mientras se acercaba a mí.

[...]Su enojo era más grande, me tomo del cuello y me apretó.

-Be- bésame- trate de decir. Mis pequeñas manos tratando de que me soltase. Me estaba dañando.

Tenía que calmarlo.

[...] Yo estaba roja, sin aire.

Soltó su agarre, inhale con fuerza.

[...] me tomo del culo para levantarme en sus brazos, dejé que me cargara. Alex respiraba mi aroma, se disculpaba, algo poco usual para luego buscar mis labios desesperadamente.

Me había encontrado. Yo sabía que no podía huir de Alexander, no desde que me entregué a él... no siendo su obsesión.

- Odiame con todas las ganas del mundo, pero con las mismas ganas ámame. -Pidió.

Así era, sólo que yo no podía odiarlo... Era la única que conocía todo de él y lo aceptaba.

Al fin y al cabo, solo dos piezas de almas rotas podrían tratar de encajar como nosotros.