Cuando mi padre me dijo que se iba a casar, sentí como mi mundo se estaba cayendo a pedazos. Mi madre había fallecido de Cáncer y él desde allí jamás fue feliz.
Mientras me contaba cosas de aquella mujer sus ojos tenían un brillo especial, iba a decirle que no me parecía correcto que se case con una señora que ni siquiera conozco, pero no podía decirlo. Él amaba a esa mujer, y no quería que por mi culpa, perdiese al nuevo amor de su vida.
Desde ese momento mi vida cambió, tenía dos hermanastras y como olvidar, a mi estúpido hermanastro. Era fastidioso, jamás me dejaba un tiempo a solas ¿Y mi padre que hacía? Correcto, nada de nada. Solo decía que era normal, que yo no estaba acostumbrada a convivir con mucha gente, y tenía razón, odiaba que la gente me viniera a molestar.