La demostración más grande de amor que había recibido a mis treinta años era la de mi padre, no podía tener una relación con un niño, joven, adulto en su orden.
Al principio no me importo, pero pasaron los días, meses y años y sentí la necesidad de amar y ser amada. De conocer aquello que inspiro poetas, escritores, pintores escultores.
Me encontré sola, si una tía casadera, sin abuelos, conmigo termina mi estirpe, por eso mi padre siempre deseo tener un hijo varón, antes de nacer le tenía nombre se iba a llamar Luis Fernando, el destino jugo con mi padre y fui su única hija me llamo Luisa Fernanda.
Me inculco valores, bondad, el don de la palabra y del deber. Si mi padre pertenecía al departamento de policía.
A mis treinta años estaba sola no había podido pasar mi examen de conducción y me había rechazado dos veces de la policía. Una tragedia, yo no la creía tal si nuestra sociedad no nos marcara así, antes de los dieciochos debes terminar el bachillerato, tienes que tener una carrera, una familia si no eres un fracasado. No encaja en esta sociedad. Por más que lo intentaba
Y mi único amor el que le di beso y todo mi corazón había muerto. Mi padre falleció hacia cuatro años.
Ya no sentía sus abrazos y besos, ni sus consejos, solo quedaban en mis los recuerdos. Dulces recuerdos que me ayudaban con mi día a día. Llevaba a mi espalda según yo una larga cadenas de no, el no puedo se apoderaba de mí y me tenía estancada. El miedo al fracaso se presentaba ante mí y me hacía vivir mi realidad
Asher pensaba que tenía una vida perfecta. Era el mejor en su equipo de hockey, tenía las mejores notas en la universidad y un grupo de amigos que parecían serle fiel.
Pero cuando conoce a Skye, la hermana de uno de sus mejores amigos cree que la chica está loca. Tiene una actitud tan dura que es difícil de romper y suele irritarlo todo el tiempo desde que se ha mudado a vivir con su hermano y él.
Y cuando los chicos del equipo le proponen que no conseguiría conquistar a alguien como Skye, lo ve como un reto que está dispuesto a jugar, una apuesta para conquistar el corazón de alguien como Skye es suficiente para que Asher acepte, pues es demasiado competitivo y no está dispuesto a perder su puesto en el equipo de hockey y pasarse el resto del año en la banca como le han apostado.
Sin embargo, a medida que conoce a Skye, Asher se da cuenta que la chica es todo lo contrario a lo que le ha tratado de demostrar, conquistarla no parece tan complicado como pensaba y el corazón de ella no parece ser el único en juego.