Bianca cada vez que toca el violín, se aferra a el como si fuera lo único que le quedara, tanto, que toca las cuerdas hasta el punto de detenerse, quedarse en blanco, perderse en la melodía que éste proporciona y hundirse en una marea de recuerdos retorcidos e indelebles.
Aaron se apega a sus pinceles, que simplemente se deja llevar, desaparece, y renace con nuevas perspectivas e ideas inimaginables mientras juega con los colores, rompe los ángulos, las reglas de la estética y el arte en sí mismo; sacando a relucir su personalidad.
Dos personas diferentes.
Dos corazones en distinto estado.
Ambos mantienen secretos en su memoria, pero toda melodía tiene su final, así que la incógnita aquí es... ¿qué pasa cuando un corazón roto encuentra a otro, sólo he ignoto?.
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Actual y hermosísima portada gracias a: @_aitanx_
Frase: de mi autoría (si llegan a ver la frase en algún otro medio escrita por alguien más, comunicadmelo).
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