Es el año 87. Adrián, un joven periodista argentino, emprende un viaje por Latinoamérica después de recibirse. Luego de atravesar ciertos conflictos económicos y personales, decide cruzar la frontera hacia El Paraguay, uno de los pocos países de la región en donde la sangrienta dictadura prevalecía. A los fines de costearse la sobrevivencia, empezará a trabajar en unos campos de frutillas de una familia de la zona tan renombrada como turbia. Allí conocerá tanto las decadentes condiciones de vida de Areguá, como a Arami Guerrero, un gigante y silencioso recolector paraguayo sobre el cual recaerá un aire de misterio y marginalidad, que Adrián se esforzará por desentrañar.