Era un mal chiste, ¿en verdad se había enamorado de su hermanastra?, negarlo podría ser fácil, hacer como si ese sentimiento no existiera pudo haber sido lo mejor, y aunque se habían forzado a rechazar sus sentimientos era cuestión de tiempo para que Hermione y Fleur sucumbieran al deseo irresistible que tenían de ellas, pues lo que sentían era como la miel, puro, suave, dulce y adictivo.