Cuando el cura dijo: Hasta que la muerte los separe. Nadie me advirtió que la muerte vendría en forma de una secretaria piernas largas y cabello castaño. Y que en menos de tres meses el hombre que juró amarme para siempre se "enamoraría" de ella tirando por el retrete casi siete años de matrimonio y doce años de conocernos. -Aún nos amamos, Amelia, aunque las circunstancias digan lo contrario. -Ya no estamos en edad de tener amores mediocres, Nicolás.
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