Y es que Shura tenía ese don, poseía una templanza digna de un rey, mirada estoica y porte relajado, como si nada ni nadie pudiera alterarlo. Y ahora, manchado de rojo carmesí, lucía como un Dios de la Guerra que Saga estaba dispuesto a devorar o dejar que lo devore, lo que ocurra primero. /+/+/+/+/+/+ Creditos por la imagen a su respectivo autor. Porno sin trama.Creative Commons (CC) Attribution