Se imaginan cómo sería la vida de uno si supiera que está condenado a vivir en el patio trasero de una casa vieja, en condiciones paupérrimas. Tan solo las visitas de los huesos del vecino sacian el hambre. Pero en realidad, pocos se imaginan que el vecino sacia con su actitud además el deseo lastimero de compañía. Cuál fue el delito de nuestro personaje principal, qué fue lo que lo condenó a vivir encerrado, y cómo unos huesos pueden quizá dar un giro a la historia, y con ello a la condena del protagonista.All Rights Reserved
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