Steve se acercó a ella, para acunar el rostro pequeño bajo sus manos. Vió como una de sus lágrimas se escapaba de sus ojos tristes y él la enjugó con su pulgar; al momento siguiente estaba abrazándola en su pecho, besando su coronilla de alivio al saber que Nat estaba bien y tendría su oportunidad, así como la había tenido el.