
Una nueva pieza de ajedrez aparece, intrigada por el avance del juego decide hacer su movimiento. Sin ninguna inclinación hacia el bien o el mal la curiosidad de una diosa renegada ha sido despertada por los movimientos del Conde. Aunque esta aparición no es del gusto de su mayordomo Sebastián, que por cierto es un muy ágil demonio. Aradia comprendía la intención de este juego, pero fue eso mismo lo que llamó su curiosidad y en parte el querer deshacerse de su aburrida rutina que ya había durado las décadas suficientes. Había estado observando durante un tiempo y por fin decidió presentarse y convertirse en una pieza de el juego.Все права сохранены