Tal vez no sea la chica más guapa del colegio para el resto del colegio, pero para mí si lo es, no habrá ganado un concurso de belleza, pero es quién reina en mi corazón, sus rizos alborotados me parecen las curvas más lindas descubiertas, sus ojos color café me hipnotizan de tal manera que cuando los veo no puedo apartarme ni un segundo como si mi vida dependiese de ello. Sus labios son del color del carmín y cada vez que los veo siento un fuerte deseo por poder llevar mi boca a la suya y darle un beso dulce y tierno. Su delgada figura es similar a la de una muñeca de porcelana la cual me despierta un deseo profundo de querer cuidarla y protegerla de toda adversidad sin importar cuán difícil sea, sus pequeñas manos son tan frágiles y suaves que parecen de una niña pequeña. Sé bien que cuando pienso en ella no existen límites, pero también tengo claro que todo valdría la pena por estar un segundo en compañía de ella. Él lleva un año enamorado de una chica de su colegio, pero jamás ha tenido el valor para decirle lo que siente por miedo a ser rechazado y porque su timidez es un gran obstáculo. Unos amigos bromistas y una apuesta de por medio lo llevarán a tener que demostrar su amor, pero ¿será que 30 días serán suficientes para lograr conquistar a su chica ideal? ¿Será la apuesta un empujón que terminará en un sí o en un rotunto no?