Emma Bradford no era graciosa, mucho menos social. A sus veintitrés años tenía un trabajo que pocas podían haber conseguido. La vida da vueltas, alguna anticipadas, otras inesperadas. Y así como la última, conoció a su dolor de cabeza, su montaña rusa. Pero sobre todo, su media naranja. Anton Zaslavski. Ella debía soportar su profesión, ser Dj, y él debía cuidarla. Escrito de la manera más congruente posible. La realidad ante todo.