Estamos ante una de las leyendas más conocidas entre los japoneses, incluso cuenta con su propia celebración anual. Este relato de origen chino narra la historia de Orihime, la hija del Rey Celestial, y Hikoboshi, un joven pastor.
Orihime era la princesa tejedora encargada de preparar los trajes para todos los dioses. Tanto trabajaba, que no tenía tiempo de charlar con nadie ni de encontrar a alguien de quien enamorarse. Su padre, preocupado por ella, le presentó a Hikoboshi, un pastor que vivía al otro lado del río Amanogawa (nombre dado a la vía láctea). La pareja se enamoró y se casaron. Tan felices eran pasando el tiempo juntos que Orihime descuidó sus tareas. El Rey Celestial se enfadó y separó a la pareja, dejando a cada uno a un lado del río. Las lágrimas de su hija lo conmovieron, por lo que decidió permitirles estar juntos el séptimo día del séptimo mes. Esa noche, las urracas (o grullas, depende de la versión) tienden un puente con sus alas y los amantes pueden reencontrarse. Es importante que esa noche no llueva, pues si eso sucede, las aves no acudirán.
El 7 de julio tiene lugar una de las celebraciones más antiguas de Japón, pues las estrellas Vega (Orihime) y Altair (Hikoboshi) se unen en el cielo.
Asher pensaba que tenía una vida perfecta. Era el mejor en su equipo de hockey, tenía las mejores notas en la universidad y un grupo de amigos que parecían serle fiel.
Pero cuando conoce a Skye, la hermana de uno de sus mejores amigos cree que la chica está loca. Tiene una actitud tan dura que es difícil de romper y suele irritarlo todo el tiempo desde que se ha mudado a vivir con su hermano y él.
Y cuando los chicos del equipo le proponen que no conseguiría conquistar a alguien como Skye, lo ve como un reto que está dispuesto a jugar, una apuesta para conquistar el corazón de alguien como Skye es suficiente para que Asher acepte, pues es demasiado competitivo y no está dispuesto a perder su puesto en el equipo de hockey y pasarse el resto del año en la banca como le han apostado.
Sin embargo, a medida que conoce a Skye, Asher se da cuenta que la chica es todo lo contrario a lo que le ha tratado de demostrar, conquistarla no parece tan complicado como pensaba y el corazón de ella no parece ser el único en juego.