Y culpamos al corazón, pese a que nuestro cerebro intentó alzar la voz. Culpamos a sus venas, a su joven noviazgo con cada arteria. Porque, a final de cuentas, es éste quién nos desintegra y nos hace vulnerables. Cada gota de sangre, cada latido. "El corazón es mucho más que una metáfora a la hora de amar, cariño."