Hayoung está dispuesto a llamar la atención de un chico de su universidad, pero no sabe cómo, así que, decide expresarle sus sentimientos de una forma un tanto cliché, con un toque espontáneo y bastante cursi: dedicándole canciones. Y no, no esas típicas canciones romanticonas quemadas que todo mundo se sabía, sino unas buenas obras caseras bastante simples, pero llenas de sentimiento. Por supuesto que sí, caería a sus pies.