De ser una ciudad de estado Italiana, Roma había pasado a ser una superpotencia mediterránea. Era una república que gobernaba un Senado elegido por votación, pero el éxito del Senado en la república de batalla había producido una nueva generación de poderosos generales, entre los cuales destacaba Julio César. César aceptaba la república, pero aunque el pueblo le adoraba, la élite poderosa de Roma no veía otra cosa que el ascenso de un tirano. Así pues, en los Idus de Marzo, un grupo de senadores conspiradores dirigidos por Bruto y Casio, asesinaron a Julio César a apuñaladas.
En ese delicado equilibrio de poder, irrumpe un enigmático forastero de 18 años. Un sobrino nieto de César. Octaviano.
Julio César había visto algo en aquel joven nervioso y difícil, quien junto con su buen amigo Agripa estaba cursando estudios en Ilidia. Nada más enterarse del asesinato de su tío abuelo, Octaviano regresó a Italia.
Ha su llegada recibió noticias inesperadas, y sin duda, impactantes. De ser su tío abuelo no tenía hijos legítimos y había declarado a Octaviano su heredero, dejándole tres cuartas partes de su inmensa fortuna. Aquello significaba un cambio radical en su vida, con la riqueza y el nombre de César ya podía ocupar un lugar destacado en la política romana.
Pero reclamar su fortuna no iba a ser fácil...
Los que no tomaron en serio a Octaviano, habrían hecho bien en tener en cuenta que César había visto algo en él, una agudeza excepcional, una astucia implacable, y Roma no tardaría en saber como había acertado.
En la guerra civil entre Antonio y Octaviano, ninguno de los bandos era capaz de tomar una victoria decisiva. Para Octaviano, igualarse en el campo de batalla, con un magistral general, ya era en sí un gran logro, pero el siguiente paso que dio, demostró que aquel joven era sin duda un gran estratega. Para ese entonces, Octaviano conoce a un joven simpático patricio, que entrelazados dan camino a otra nueva historia.
La madre de Jane Aubrey, tras un intento desesperado por conseguir dinero, vende a su hija a los gemelos Caracalla y Geta como sirvienta.
Estos despiadados gemelos se aprovechan de la menor y le arrebatan su pureza, sin saber que sus juegos iban a tener graves consecuencias.
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Jane Aubrey acaba cayendo en una grave dependencia emocional, y desarrolla el tan conocido síndrome de Estocolmo, que le impedirá seguir conllevando su vida con normalidad.
Por su parte, Commodus aparece de nuevo para hacerse con el trono y pone en peligro la ciudad de Roma y la vida de la menor, pero Geta no dejará que eso pase. ¿O sí?