Diecisiete años son cortos para querer vivir aventuras pero Dulce era así y todo lo que quería lo tenía. ¿Una niña malcriada? Quizás pero quién le puede decir algo: hija única, padres con dinero y amigos un poco adinerados también. Su nuevo propósito era arriesgarse y no temer a las nuevas aventuras. Pero estoy seguro que no contaba con que un tío -perdón reformuló, "un tío"- apareciera en su vida.
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