Me levanto, me lavo, me visto y a las 9:00 tengo que estar sentada en la mesa de la cafetería, ni un minuto más ni un minuto menos. El desayuno empieza a las 9:15 pero necesitan un cuarto de hora para pasar lista y tenemos un cuarto de hora para comer, nos tienen muy controlados. Y hoy vuelvo a sentarme en la mesa de la esquina, sola, como la mitad de la gente de este centro, la otra mitad van siempre en grupitos y nos miran como si fuéramos unos psicópatas. Bueno, yo no soy la más indicada para contradecir eso. Me llamo Madison Blair y estoy ingresada en un "hospital mental" o centro psiquiátrico de Brooklyn, el Kingsboro. Llevo dos años ingresada y aún me toman como una psicópata, pero hasta que sea mayor de edad no podré salir. Todos los días habían sido iguales, la misma rutina, nada diferente o emocionante pero hoy era diferente. Lo notaba.