Según Lindsey Singleton todo lo que esté relacionado con cosas cursis o muy femeninas es un asco. Y con esto deja algo bastante claro, es de esas chicas que odian el maquillaje, los vestidos y faldas y esas cositas de chica monísima. Se ha criado toda la vida en un pequeño pueblo de Francia, aunque realmente es Estadounidense. Harta de la gran monotonía del pueblo decide viajar junto con su mejor amiga Holly a Australia. Allí verá que no siempre es malo utilizar algo de sus encantos femeninos.