Yo no quería una corona, una que implicaba muchos cambios y mucho sacrificio en mi vida. Esa corona no me hizo tan infeliz cuando estaba con el amor de mi vida, pero cuando regresaba a la realidad, todo era una pesadilla y a cada segundo, desde que me enamoré, me imaginaba lo hermoso que sería todo si... Mi esposo no fuera un Emperador. ATENCIÓN: LA SIGUIENTE HISTORIA ES FICTICIA Y NO REPRESENTA A NADIE EN PARTICULAR.
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