10 parts Ongoing MatureUna sola noche bastó para destruir todo lo que era.
La chica de sonrisa encantadora y mirada luminosa desapareció sin dejar rastro. En su lugar quedó alguien más: fría, afilada como una hoja, encerrada tras un muro de sarcasmo y desconfianza.
Nadie lo notó. Nadie supo que, tras cada "estoy bien", se escondía un grito ahogado. Fingía con una maestría que asustaba: sonrisas falsas, ojos vacíos, pasos firmes sobre un terreno que se desmoronaba bajo sus pies.
Andrea Evans ya no volaba. Le arrancaron las alas sin aviso, y desde entonces, sobrevivía en un mundo que se volvía más oscuro cada día.
Nunca culpó a su familia ni a su novio. Ellos no sabían. No podían entender. Por eso aprendió a callar. A soportar. A convertirse en una actriz de su propia vida.
Pero cuando empezaron a desaparecer personas en el pueblo -y sus cuerpos aparecían días después, muertos de formas indescriptibles-, algo en ella se quebró de nuevo.
Mientras la policía se volcaba a buscar al asesino, Andrea apenas podía reconocerse frente al espejo. Meses enteros desperdiciados huyendo de un recuerdo que no la soltaba.
Fue entonces que decidió dejar de esconderse.
Y fue entonces que lo conoció a él.
Nicolás Miller.
Bastó con escuchar una vez el sonido de su piano, esa melodía suave y profunda, para que algo en su interior -algo que creía muerto- empezara a moverse otra vez.
Sin saberlo, había activado un eco dormido. Una parte de ella que quizás aún podía sentir. O amar.
O recordar.
La música fluía como si sus notas acariciaran sus cicatrices. Era un sonido melifluo... dulce, pero cargado de nostalgia. Como si la tristeza también pudiera ser hermosa si sabía cómo tocarse. Era una melodía suave en mitad del ruido. Un susurro que le recordó que su alma aún sabía escuchar.
Lo que Andrea no sabía... era que con cada nota que él tocaba, sin querer, estaba despertando a alguien más.