Richie Tozier, el gracioso del grupo de los Perdedores, iba comentando una broma sobre la madre del más bajito de todos ellos, Eddie Kaspbrak.
Mientras, Beverly Mash, la única chica, encendía su cigarro caminando tras ellos, siendo mirada por Ben Hanscom, el gordito.
Mike Hanlon y Stanley Uris, los inteligentes iban hablando del último libro que leyeron y Bill Denbrough, ayudaba a Eddie a ignorar los comentarios de Richie, o al menos que ambos no se matasen.
Esa pandilla de siete conformaban a Los Perdedores, así apodados por los muchachos de su instituto, pero tanto les gustó, que se quedó así.
Dos veranos atrás, mataron a un payaso asesino que se escondía en las alcantarillas de su pueblo, Derry. Suena loco, ¿verdad? Sí, la idea de que muchachos de no más de quince años hubiesen aguantado con todo eso era demasiado. Pero todos estaban juntos, todos se apoyaban y eran amigos.
Hicieron una pequeña promesa, una promesa de que ese grupo de amigos, siempre, pasase lo que pasase, estaría junto.
Y esa promesa fue cumplida, por todos y cada uno de ellos, al menos hasta que cumplieron los 18.Todos os Direitos Reservados