Monique está pérdida, no encuentra salida alguna más que un horrible intento de suicidio, decide acabar con su vida para no tener que seguir soportando sus problemas como siempre. Un intento de familia que escapó dejándola con tantas deudas que su sueldo de secretaria en una clínica no muy exitosa ni siquiera le alcanzaba para pagar lo básico. ¡Basta! Ella no era de los seres humanos fuertes que soportan lo que fuera, tan débil que no iba a soportarlo más. Moriría este invierno, todo se solucionaría después de la muerte, porque no sería una carga para la sociedad. Como un pequeño control para ejercer por última vez en su vida, decidiría cómo morir. Creyó que lanzarse al agua solucionaría sus problemas, sino la mataba la caída, el agua haría su trabajo, si el agua no daba resultado el frío del invierno se encargaría de detener su corazón, si su corazón no se detenía por el frío, lo haría por las pastillas somníferas y el veneno ingerido horas antes. Todo lo que ella hacía, lo hacía bien, lo hacía tan bien que no fallaba, no le gustaba fallar, pero falló en la vida no iba a fallar en su muerte, o eso creyó al repasar el plan numerables veces estando segura que no había ninguna otra solución. Su plan no había calculado la aparición de Iván, un ser que impidió sus planes, hizo fallar su plan infalible, la hizo fallar en su suicidio, la hizo fallar en terminar con su vida, y casi le ofreció una nueva. Sus dedos y manos no eran fríos, su mirada seria no le asustaba, el que tuviera una forma peculiar de alimentarse al resto de humanos sólo era un par de sus defectos, eso aparte que encontrará una extraña adicción por su sangre. Todo eso hizo colapsar su plan, le hizo pensar que tal vez vivir esta pequeña parte de tiempo que tenía la oportunidad de vivir, tal vez sólo tal vez si valía la pena. • Derechos completamente Reservados a Kennya Chávez. NO COPIAS
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