Clyde tiene pensamientos contradictorios sobre la noche. Por un lado, le fascina que nuestro único satélite, la luna, sea tan sencilla y, simultáneamente, compleja. La pequeña luz que emana de ella es para él una simple matiz de la luz del ostentoso día que, para muchos, la opaca. Pero él no piensa igual. Él ve sus sentimientos plasmados en la blancura de la luna, tan complicados, pero tan sencillos a la vista de los demás. Fáciles de juzgar, pero difíciles de comprender.
Pero, por otro lado, la noche le recuerda los errores que ha venido cometiendo en estos últimos meses. ¿Realmente actúa de acuerdo a su voluntad, o lo hace a la de otros?
Esa pregunta lo tortura cada noche, generando más interrogantes que respuestas. Trata de convencerse de que no todo fue su culpa, pero, muy en el fondo de él, sabe que sí fue así. Al mirar a la luna en ese tipo de noches, la ve vacía, sin otro significado más que el de ser un mero satélite más. Se siente más inseguro de lo que ya es.
De lo que sí está seguro es que quiere arreglarlo, de alguna u otra manera, y buscará la forma de hacerlo.
La pregunta es, ¿en serio quiere encontrarla? ¿Qué tan dispuesto está a encontrarla? ¿Qué tanto debe de sacrificar para hacerlo?
Trataré de encontrar la manera de hallar respuesta a estas preguntas junto a distintos personajes, cada uno personalidades distintas, los cuales tendrán diferentes roles en la vida de este entrañable protagonista.
Así empieza "En busca de su luna".