Vladimir Mendiola tenía la vida resuelta. Fue nombrado heredero de una gran fortuna, así que se aventura a disfrutar de la vida y decide seguir su sueño de ser el más anhelado modelo del país. Más un inesperado accidente hiere su pierna izquierda y peor aún, deja una enorme cicatriz en su rostro. Su sueño de ser modelo se destruye y la vida, cambia por completo. Tristemente, el dinero no puede hacer nada para curar la amargura y el dolor que están clavados en su corazón. Vladimir se encierra en su habitación, alejándose de todo aquello que le recuerde lo que ya no puede tener. Más nunca se imaginó que estando encerrado, desde el balcón, la hija del jardinero llamaría su atención. Tanto la observó trabajar, que ella sintió su mirada y le hizo sentir algo extraño en el corazón cuando lo miró. Obra de mi autoría y derechos de autor. No se aceptan cambios ni adaptaciones.
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