"Érase una vez un humano. Un humano nunca antes visto, pues su alma tenía un poder inimaginable. Tan grande era su poder que nadie podía igualarlo, ni siquiera la DETERMINACIÓN..." En algún lugar, Charlotte siempre despierta e inicia su día tomando sus medicamentos. Por más que sabe que aún con su dosis diaria nunca podrá dejar de escucharlo, lo sigue haciendo. En algún lugar, Charlotte sueña cosas. Cosas que curiosamente le hacen dudar de si es la realidad, aunque estos sueños sean extraños y no tengan ningún sentido para ella. En algún lugar, Charlotte cada que sueña estas cosas despierta en medio de la noche, nunca en su habitación. Podría estar en el comedor, el patio de su casa, o incluso fuera de la ciudad; pero nunca se encuentra en donde en un inicio se había dormido. En algún lugar, Charlotte esta cansada de su vida. Se siente un títere, sin felicidad ni control en si misma. Pero sabe que no puede hacer nada para cambiarlo. En algún lugar, Charlotte escucha como alguien toca a la puerta de su nuevo apartamento. Ella se acerca y la abre para ver de quien se trata, pero en su lugar solo encuentra una carta. "Anónimo" es lo único que dice en el sobre. Dicen que el destino abre siempre nuevas puertas. Charlotte en cambio, abrió una puerta y consiguió cambiar su destino.