Nacemos sin saber quienes somos, y morimos teniendo teorías sobre la verdad desconocida. Pensamos demasiado en qué debemos hacer y a quién debemos admirar, y olvidamos seguirnos a nosotros mismos. El olor a tu lugar favorito, tu mejor paisaje, tu más preciada caricia, el orgullo que nos mata, las palabras que solo ensordecen. Hay tantos detalles que retener, y tan poco tiempo para todo. ¿Qué es más importante? ¿Morir por unos ideales o responder a nuestros impulsos con cabeza? ¿Encontrar muchos datos y saber más que nadie o sabernos?
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