Era una vez en una pequeña isla donde existía una ciudad rodeada de inmensos muros, donde los habitantes se dedicaban a la pesca y agricultura para sobrebir, dentro de un pequeño rincón de la isla había una persona que se dedicaba a la creación de químicos y formulas, su meta era crear una formula que transforme él agua en dulces, su trabajo fracasaba una y otra vez, hasta que por fin decidió olvidarse de su experimento, entonces comenzó a colocar todas las formulas en un sólo recipiente y lanzo al mar el recipiente con todas las fórmulas, él mar comenzó a crear olas muy grandes, los habitantes se asustaron y se encerraron en sus casas, él cielo formo grandes tormentas todo era un desastre, al día siguiente las cosas se habían tranquilizado y cuando derepente él suelo estaba pegajoso y las paredes de la casa estaban melosas y las nubes estaban de un color rosa, todo era de colores la gente comenzó a lamber las paredes, son dulces gritaron todos y se divertían jugando y masticando, él científico se alegro su sueño se había cumplidi, había creado una ciudad de dulces, los rumores se esparcieron por todo él mundo, los turistas comenzaron a llegar todo era diversión y alegría. Fin
Lin Yi, un trabajador de oficina muy trabajador, murió una noche por exceso de trabajo. Cuando abrió los ojos de nuevo, se encontró en el cuerpo de un personaje que había sido carne de cañón y que había sido casado con un magnate como parte de una alianza comercial entre dos familias adineradas.
En este matrimonio, Lin Yi era prácticamente invisible. Su dominante marido nunca volvía a casa, dejándole sólo una asignación mensual de cinco millones de yuanes.
Lin Yi: ¡Qué buena oferta! ¡Es hora de vivir la vida como un adicto al sofá!
Aparte de eso, Lin Yi también tenía un hijastro llamado Huo Mianmian, un niño de tres años que era pequeño, suave y hermosamente refinado. Sin embargo, el niño generalmente era muy tranquilo y cauteloso con los demás, no se acercaba fácilmente a nadie.
Lin Yi no tenía que preocuparse por criar al niño, disfrutaba de su nueva libertad, su única preocupación era cómo gastar su dinero.
Cuando estaba feliz, compraba un inmueble comercial; cuando no estaba feliz, un coche deportivo...