No Dinero, Si Momentos

Hubo un tiempo en el que había un obrero tan pobre que ya no tenía ilusiones en su vida, nunca tuvo suerte en ella, ya que sólo se la pasaba trabajando en algo que sentía que no era lo suyo. Trabajaba tanto que no tenía tiempo para viajar, salir o divertirse... Absolutamente nada.
Un día salió de su trabajo se encontró con el genio de la lámpara, el obrero se sorprendió tanto que se impulsó para atrás, se tapó los ojos y comenzó a gritar: "¡señor, no me hada daño por favor!"
El genio le pidió que se tranquilice, que no tema y que solo quería ayudarlo cumpliendo un deseo para él. El genio apareció de la nada en frente de él porque sabía que era una persona que no tenía tiempo ni para sí mismo, por último le dijo que lo pensara y que mañana cuando salga del trabaja se iba a acercar a él para cumplir el deseo pensando. El obrero llegó a casa y me contó a su mujer, ella le dijo que pidiera dinero pero él extrañaba mucho a su madre que falleció cuando este tenía siete años, entonces su esposa lo apoyo después de escucharlo y convencerse del gran corazón de su esposo. Al día siguiente el obrero le pidió al mago que le permitiera ver a su madre porque tenía más de cuarenta años fallecida, cuando él la ve comienza a llorar y se abrazan mucho.
El genio al ver que el señor pidió este deseo y no de tener dinero, se dio cuenta que tenía un corazón súper humilde y sincero, inmediatamente le otorgó un deseo extra y el mismo pidió por él...
Le regaló $1000000.

Lo material va y viene, pero los momentos en familia, en amigos, por más mínimo que sea son los que uno se lleva dentro de su corazón, es lo que vale más, vale más que el oro o todo el dinero del mundo.