Erase una vez una niña pequeña, que deseaba en cada cumpleaños comer una paleta roja de caramelo, pero su madre no se lo permitía ya que se le dañaban los dientes, y le advertía que eran muy malo comer eso y que si lo hacía le iba a desobedecer y le quitaría todo lo que le gusta cómo; sus juguetes, la televisión, y la confianza.
Llego el gran día de su cumpleaños y le pidió a su mama que la dejase comer su primer dulce, la mama enojada le dijo que no, que no se lo permitía al escuchar eso la niña se sintió mal y decidió ir al parque para distraerse de su dulce, llegando al parque comenzó a jugar en el trampolín, en la rueda giratoria, en los columpios y en la resbaladera, terminando de jugar, pensó que era momento de regresar a casa y al caminar fuera del parque, encontró una gran paleta roja, observándolas pensó "no puedo comer un dulce porque mi mama me lo prohibió y si lo hago la desobedeceré", pero no pudo contenerse que la llevo a escondidas a casa, al entrar la escondió tras su espalda y entro a su alcoba, luego se la comió encima de su cama alado tenía una muñeca, al verla el sentido de culpa la hizo imaginar que cierta muñeca le hablaba y le dijera " no te la comas porque le estas haciendo daño a mamá" al ver que le hablaba la ignoro totalmente y la guardo en una caja, luego de haber probado su primer dulce se sintió muy culpable de lo que había hecho sintiéndose así, le conto a su mamá lo que había hecho, llorando la niña pensó que se pondría furiosa y le quitaría todo lo que quiere, pero no fue así, al ver que lloraba fue a la cocina y tomo una paleta aun mas grande a la que encontró y le dijo " has hecho bien, toma te la ganaste, por haberme dicho la verdad", la niña a ver eso dijo " gracias mamá, te amo, te prometo que nunca más te desobedeceré"