Adrenalina. Eso era lo único que salvaba a Lee Jeno de caer en lo más profundo. Lo único que le hacía sentir algo para comprobar que no era un muerto en vida. Cada que tomaba su moto para correr por la pista, sentía algo atravesar sus venas, las puntas de los dedos le cosquilleaban, y cuando ganaba, el sentimiento de victoria era la cereza del pastel. Y así había sido siempre, hasta que Na Jaemin llegó a su vida y sustituyó todo eso con aquella sonrisa tan condenadamente preciosa. Jeno ya no era más el mismo. » Nomin.All Rights Reserved
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