No era más que una sesión de control, algo rutinario y sin mucha complicación para Inés, acostumbrada a que su rutina no variase un ápice... Hasta que irrumpió el ejército en medio del hemiciclo desatando un auténtico infierno y provocando que solo Irene Montero, aquella mujer a la que detestaba, se convirtiese en su pequeña luz cambiando su modo de ver el mundo.