Cuando Athramar Azurocaso fue víctima del Vacío, muchas cosas se rompieron: Su fuerza de voluntad, su memoria, su orgullo... su propia alma. Y con ella, los lazos que le unían a su familia y a su tierra. Ahora, desde el exilio como ren'dorei, Athramar mantiene la cordura y la esperanza gracias a sus recuerdos, sus diarios y la correspondencia que mantiene con Kiran Danza del Sol, el hermano de su esposa Nereit y tutor de su hijo Ishan. Pero la guerra y la culpa siempre acechan, interponiéndose en su ya desgastada relación con el noble Kiran y empujándole cada vez más hacia una rendición que amenaza con ser definitiva.