Un desgarrador llanto era lo único que se oía en ese lugar. Esa noche Harry se levantó de la calle ya oscura con su corazón roto y ojos hinchados e irritados por las lágrimas que derramó y por las que derramaría en su catre. Mientras que sin saberlo y en silencio, con una cara impasible Madre Magia decidió cuidar al chico esa noche y las venideras a esta. -Me voy Tía Petunia. - Dije con burla. Así salí del banco, sin mirar atrás, esperando ansioso lo que me había deparado el futuro.